Para hablar de micronarrativa visual, hoy nos fijaremos en ésta imagen. Se trata de un graffiti del enigmático artista británico Banksy, adalid del street art y la crítica social a través de sus dibujos. Aún no se conoce la identidad real del artista autor de éstos graffitis, aunque diversas interpretaciones lo ubican en una localidad cercana a Bristol, y afirman que su nombre artístico deriva de Robin Banks, que traducido sería algo asi como "Robando Bancos".
En la imagen vemos a tres niños bailando o jugando en actitud alegre, con cables de corriente que les salen del trasero y televisores en lugar de cabezas. El graffiti está dibujado sobre un sucio y viejo muro de una calle probablemente de barrio obrero o suburbial, que ejerce de contexto idóneo para la crítica del autor.
El graffiti fue dibujado en apenas dos colores: el negro de los niños y los televisores, donde se aprecia mayor definición quizá para darle mayor protagonismo, en blanco y negro con tan solo un detalle rojo en la base de la antena. Cabe pensar que el autor estuviera incumpliendo la legalidad al pintar en un muro de la calle, y que por lo tanto no dispusiera de demasiado tiempo para realizar el dibujo, de ahí su sencillez.
La ausencia de texto alguno se debe a que la imagen expresa su punto por sí misma.
Los niños representan la infancia, una infancia de naturaleza alegre y vivaz, representada sin embargo sin colores, en un triste negro en referencia a su degradación por parte de el otro elemento importante del dibujo, la televisión. La "caja tonta" ante la que los niños de nuestra generación son aparcados durante horas hasta vegetar en el sillón. Se trata de una denuncia del efecto hipnótico que ejerce sobre las mentes jóvenes, que dejan a un lado los juegos tradicionales al aire libre por el entretenimiento envasado del que disponen en la comodidad de su salón, cambio que va en detrimento de su desarrollo físico, social y mental. No experimentará lo mismo un niño que salga a jugar con sus amigos al parque al escondite, o al campo a construir una caseta en convivencia con la naturaleza, a recoger moras, o a explorar por sí mismo el mundo que le rodea, que el que se quede en su habitación a jugar sentado a solas con un mando en las manos ante el televisor.
En el dibujo vemos a los niños bailando, felices en su embriagadez, desconocedores de su esclavitud, de su dependencia de la televisión y los aparatos electrónicos, como representan los cables de corriente adheridos a sus cuerpos.
Otra reflexión posible al ver que los tres niños tienen el televisor por cabeza es el handicap negativo de que todos ellos tengan lo mismo en la cabeza, piensen lo mismo ya que consumen el mismo entretenimiento, los mismos dibujos y las mimas series, limitandoles su mundo y capando su capacidad de imaginar un mundo de fantasía propio. En la tele no hay necesidad de pensar, es más facil, es más cómodo. Las nuevas generaciones comen lo que le echan sin preguntarse si quiera si es lo que les gusta, les basta con saber que es lo que deben ver, lo que ve todo el mundo, para poder hablar de ello en el cole porque a los que les gustan otras cosas, les llaman raros y son marginados.
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La parte triste de ésta reflexión llega cuando indagas un poco en el efecto de éstas obras-protesta, y antes que una reflexión sobre la obra del autor, encuentras diecisiete lugares que tratan de explotarla comercialmente. La ironía alcanza su súmmum cuando encuentras el banner que ofrece descargar "Banksy TV heads" de wallpaper para tu iPhone.
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